Violeta Sandoval
“Cocinar es una forma de educar a nuestra gente. La alimentación es algo holístico, que nos une y educa, pues absolutamente todo está relacionado con ella”.
Para los salvadoreños, sino es que para toda la comunidad latina, las pupusas son un platillo que podemos disfrutar en cualquier momento. Todos conocemos a esa persona que hace las mejores pupusas; sin embargo Violeta, no solo prepara las mejores, sino también las más saludables por su bajo contenido de grasa vegetal, y su cero contenido de grasas saturadas.
Violeta empezó su trabajo de promotora al llegar a este país, hace 15 años. En El Salvador obtuvo el título de culinaria-chef, profesión que la formó en materias como biología, química y nutrición. Desde entonces, se vio inspirada en todo lo relacionado con la salud, incluyendo la odontología.
El sueño de Violeta era poner un restaurante, pero tuvo que priorizar el cuidado de sus hijos, que ahora tienen 20 y 14 años. Se involucró de forma activa en la comunidad escolar, en donde tuvo la oportunidad de recibir un curso básico de nutrición con la organización “18 Razones”. También se involucró como voluntaria y trabajó de la mano con la chef del programa, quien vio su talento y la animó a continuar desempeñándose en el área de la alimentación.
Violeta poco a poco se fue integrando a todo tipo de programas en San Francisco, California, incluidos Casa Corazón de IFR (que trabaja con familias), así como Visión y Compromiso (la red más grande de promotores en California). Así fue, entonces, como esta líder empezó a impartir clases de nutrición, de manera voluntaria, a su comunidad. “Estando activa en estas organizaciones, me di a conocer y esto
me dio la oportunidad de tener un empleo formal, haciendo lo que más me gusta”, comenta Violeta, quien por dos años fue chef ejecutiva del programa de Jamestown, ofreciendo comida saludable a los jóvenes asistentes del programa de verano. Es decir, más de 350 platos diarios de comida nutritiva y con recetas multiculturales.
“Los jóvenes se sienten felices al ver que la comida que se les ofrece es fresca y preparada con amor, como la que se hace en casa”, asegura esta líder comunitaria, quien luego se integró al equipo de promotoras de CARECEN (Central American Resource Center of Northern California), en el cual desempeña la función de educadora nutricional para las familias participantes de los talleres.
Violeta siempre ha estado acompañada de sus hijos, quienes aprendieron desde muy pequeños sobre una buena alimentación, la misma que se practica en casa. Inspirada en esta gran pasión por los alimentos y su relación con la salud, Violeta se graduó como chef en San Francisco, California, lo cual le ha abierto aún más oportunidades, pues ha puesto en práctica sus conocimientos de cocina y nutrición orientadas a la comunidad.
Estar involucrada en estas actividades la ha hecho mucho más consciente de las necesidades de su comunidad, así como la importancia de seguir estudiando sobre salud, incluyendo la herbolaria.
Estos conocimientos la han hecho hablar con mucha más propiedad sobre las características de cada alimento que utiliza en sus recetas. “Hablamos de la seguridad alimentaria, de la forma en la que cuidamos de la tierra al sembrar los alimentos, la manera en la que nos conecta a nuestras memorias, a nuestra cultura... llenando nuestro corazón de felicidad, nostalgia, tristeza. También sobre cómo esto también impacta nuestra salud mental. No hay mayor satisfacción que cuando una participante se acerca a decirme que ha cambiado su alimentación y que ha mejorado sus hábitos alimenticios”, agrega. Esta es la pasión de Violeta, la cual no ve como un trabajo, sino como algo que goza y en lo que encuentra mucha satisfacción.
Recientemente fue reconocida con el Galardón al Servicio Comunitario, por parte de la Organización Promotores con Alma, como un homenaje al amor con el que Violeta se ha entregado a su comunidad.
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