Ingrid López


“Nos hicieron pensar que la comida sencilla que preparábamos en donde nacimos, en donde nuestros padres nacieron, no tenía valor, porque era lo único a lo que podíamos optar. Hoy sabemos que lo que aprendimos a comer con nuestros abuelos tienen un valor nutricional y cultural incalculable”.

Ingrid Lopez NRS Participant Portrait

Los jóvenes de la comunidad indígena/ latinx han aprendido a comer de la forma en la que sus padres y abuelos lo hacían en sus lugares de origen. Acá en San Francisco, considerada la ciudad más sana de Estados Unidos de América, esta no solo es una alimentación de calidad, sino que es algo que está de moda y algo que puede mantener conectadas a las futuras generaciones con sus raíces más saludables

Ingrid López nació en una aldea en donde se cultivan muchos alimentos vegetales, incluyendo hierbas comestibles, granos -principalmente el frijol y el maíz- , así como productos derivados de la leche de vaca -crema y quesos-. Ingrid es originaria de Honduras, en donde vivía con su abuela. Llegó a los Estados Unidos en 2017 para reencontrarse con su mamá.

“Cuando llegué aquí sentí la diferencia de la comida, principalmente porque comíamos mucha comida chatarra; comida fuera de casa y eran comidas bastante grasosas, algo a lo que no estaba acostumbrada, así como a comer carnes rojas con mayor frecuencia”, comenta Ingrid. También indica que al migrar aumentó el consumo de carnes rojas, pastas y comidas de otros países cargadas de carbohidratos, lo cual repercutió directamente en su peso.

“Al llegar empecé a comer muchos dulces, chocolates y sodas, pues pensé que todo tenía un mejor sabor y estaba a mi alcance. Así aumenté 40 libras”, recuerda Ingrid con pena. Cuando cumplió 15 años, decidió entrar al equipo de fútbol de la escuela a la cual asistía y notó que su condición física no era la más apropiada, ya que se cansaba muy rápido al entrenar. Fue en ese momento en el que decidió que era tiempo de prestar atención a su salud. “En mi familia nadie padece diabetes u otras enfermedades que pueden ser hereditarias, pero sé que estas se pueden desarrollar si no medimos la cantidad de azúcar o grasa que comemos”, asegura Ingrid.

Cuando empezó a cuidarse, no tenía mucho conocimiento sobre lo que era comer bien y dejó de consumir alimentos que son indispensables para la salud, además de adquirir malos hábitos, como dejar de cenar, lo cual la hizo ganar todo el peso que había perdido al tratar de tener una alimentación más saludable, sin estar informada. “Mi mamá, preocupada por mi salud, buscó a una nutriologa, pero el tratamiento no se adaptó a los recursos económicos de mi familia, los cuales no son suficientes para tener una alimentación sofisticada; es decir, lo que ella recomendaba”, asegura Ingrid.

Esta situación la motivó a retomar esos hábitos alimenticios con los que creció. “Empecé a cocinar mi propia comida, incluyendo los alimentos a los que estoy acostumbrada, como frijoles, lentejas, arroz, sopas de hierbas y vegetales. Reduje el consumo de carnes en general. Retomé el consumo de frutas. Volví a comer semillas como el maní (cacahuate), semilla de marañón, etc”, explica Ingrid. Ella aprendió a preparar diferentes tipos de jugos -en especial jugos verdes-, a tomar agua en lugar de bebidas azucaradas, y lo más importante, aprendió a escuchar a su cuerpo y no ingerir más cantidad de aquello que la satisface. “A veces comemos por ansiedad y terminamos comiendo más de la cuenta”, agrega.

Incluir en la vida diaria la actividad física y hacer ejercicios, para inspirar a su familia, es uno de los propósitos de Ingrid, quien ha logrado motivar a su mamá. Disfruta correr con su familia por las mañanas y, en las tardes, acompañar a su hermano a sus prácticas de fútbol. “Aprovechamos ese momento para estar haciendo algo sano y al mismo tiempo divertirnos. Puedo decir que desde el momento en el que opté por una vida más saludable soy más feliz. Disfruto las comidas que me gustan, vivo activamente y me siento sana”, enfatiza.

Ingrid tiene una alimentación que, sin ser vegetariana, está basada principalmente en proteína de origen vegetal, lo cual es algo cada vez más común entre los jóvenes y las personas que optan por una vida más sana y responsable con el planeta.

 

Ingrid and Friends NRS Participant

 


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